miércoles, 30 de septiembre de 2009

domingo, 27 de septiembre de 2009

Galatea en Sicilia





Sicilia, en cuanto oculta, en cuanto ofrece,

Copa es de Baco, huerto de Pomona:

Tanto de frutas ésta la enriquece,

Cuanto aquél de racimos la corona.

En carro que estival trillo parece,

A sus campañas Ceres no perdona,

De cuyas siempre fértiles espigas

Las provincias de Europa son hormigas.


A Pales su viciosa cumbre debe

Lo que a Ceres, y aún más, su vega llana;

Pues si en la una granos de oro llueve,

Copos nieva en la otra mil de lana.

De cuantos siegan oro, esquilan nieve,

O en pipas guardan la exprimida grana,

Bien sea religión, bien amor sea,

Deidad, aunque sin templo, es Galatea.


[...]


Arde la juventud, y los arados

Peinan las tierras que surcaron antes,

Mal conducidos, cuando no arrastrados,

De tardos bueyes cual su dueño errantes;

Sin pastor que los silbe, los ganados

Los crujidos ignoran resonantes

De las hondas, si en vez del pastor pobre

El céfiro no silba, o cruje el robre.


Mudo la noche el can, el día dormido

De cerro en cerro y sombra en sombra yace.

Bala el ganado; al mísero balido,

Nocturno el lobo de las sombras nace.

Cébase -y fiero deja humedecido

En sangre de una lo que la otra pace.

¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño,

El silencio del can siga y el sueño!

[Góngora, L. Fábula de Polifemo y Galatea. Fragmento]


miércoles, 23 de septiembre de 2009

Recursos literarios


  1. PLANO SONORO.

ALITERACIÓN

“En el silencio solo se escuchaba / un susurro de abejas que sonaba” (Garcilaso)


ANÁFORA

“Para la libertad sangro, lucho, pervivo. / Para la libertad, mis ojos y mis manos...” (M. Hernández)


PARONOMASIA

“Tengo en queriendo dormir / sueño de pluma y de plomo” (F. Quevedo)


  1. PLANO MORFOSINTÁCTICO

EPÍTETO

“Cuando cubra las montañas / de blanca nieve el enero” (L. Góngora)


ASÍNDETON

“La realidad es la sombra / entera, compacta, plena” (J. Calvo)


POLISÍNDETON

“El tiempo lame y roe y pule y / mancha y muere” (A. Machado)


HIPÉRBATON

“Del monte en la ladera / por mi mano plantado tengo un huerto” (F. Luis de León)


PERÍFRASIS

“Era del año la estación florida / en que el mentido robador de Europa” (L Góngora)


ENCABALGAMIENTO

“Ya pronto vendrá la primavera / a nosotros, la novia seductora...” (J. Calvo)


  1. PLANO LÉXICO

COMPARACIÓN

”Y era el amor, como una roja llama” (A. Machado)


METÁFORA

“Allá va mi carta cálida, / paloma forjada al fuego (M. Hernández)


METONIMIA

“Por las calles empinadas / suben las capas siniestras” (F. G. Lorca)


PERSONIFICACION

“Bostezando está el invierno / en las calles tortuosas...” (J.J. Soto)


ANTÍTESIS

“Alarga la llama el odio / y el amor cierra las puertas” (M. Hernández)


SINESTESIA

“Con agrio ruido abriose la puerta” (A. Machado)


HIPERBOLE

“Tanto dolor se agrupa en mi costado / que por doler me duele hasta el aliento” (M. Hernández)


DILOGÍA

“... en las venas del Oriente / todas las sangres son reales” (F. Quevedo)

Símiles y metáforas






Ya, autogiro, ascensor desapresado,

como la Virgen de Loreto subes

batiendo los merengues de las nubes,

ventilador de Dios, trébol blindado.


Ya, Y griega loca, trípode aplastado

por la curiosidad de los querubes,

borra en rápidos valses sus tres vvv

tu flor, ¡oh, tiesto que ella ha secuestrado!


Surtidor de tu sombra, recto creces

hacia tu luz, sin cimbrear camino

cuando, lluvia de ti, aterrizas, mellas


esa ascensión, te agrandas y pareces

no estrella sin imán, sino el molino

que nos molió la luz de las estrellas.


[Félix Ros. Verde voz, 1934]

viernes, 18 de septiembre de 2009

Variación sobre un cuento árabe




EL GESTO DE LA MUERTE


"Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana: me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

-Esta mañana, ¿por qué le hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan"


[Jean Cocteau]


DAYOUB, EL CRIADO DEL RICO MERCADER


“Érase una vez, en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra.

Pero esa mañana no fue como todas las de­más, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a la casa del mer­cader.

-Amo -le dijo- déjame el caballo más ve­loz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

-Pero ¿por qué quieres huir? -le preguntó el mercader.

-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar esa noche en Ispahán.

El caballo era fuerte y rápido, y, como espe­raba, el criado llego a Ispahán con las primeras es­trellas. Comenzó a llamar de casa en casa, pidien­do amparo.

-Estoy escapando de la Muerte y os pido asilo -decía a los que le escuchaban.

Pero aquella gente se atemorizaba al oír mencionar a la Muerte y le cerraban las puertas.

El criado recorrió durante tres, cuatro, cinco horas las calles de Ispahán, llamando a las puertas y fatigándose en vano. Poco antes del amanecer llegó a la casa de un hombre que se llamaba Kal­bum Dahabin.

-La Muerte me ha hecho un gesto de ame­naza esta mañana, en el mercado de Bagdad, y vengo huyendo de allí. Te lo ruego, dame refu­gio.

-Si la Muerte te ha amenazado en Bagdad -le dijo Kalbum Dahabin-, no se habrá queda­do allí. Te ha seguido a Ispahán, tenlo por seguro. Estará ya dentro de nuestras murallas, porque la noche toca a su fin.

-Entonces, ¡estoy perdido! -exclamó el criado.

-No desesperes todavía -contestó Kal­bum-. Si puedes seguir vivo hasta que salga el sol, te habrás salvado. Si la Muerte ha decidido llevarte esta noche y no consigue su propósito, nunca más podrá arrebatarte. Ésa es la ley.

-Pero ¿qué debo hacer? -preguntó el criado.

-Vamos cuanto antes a la tienda que tengo en la plaza -le ordenó Kalbum cerrando tras de sí la puerta de la casa.

Mientras tanto, la Muerte se acercaba a las puertas de la muralla de Ispahán. El cielo de la ciudad comenzaba a clarear.

«La aurora llegará de un momento a otro -pensó-. Tengo que darme prisa. De lo contra­rio, perderé al criado.»

Entró por fin a Ispahán, y husmeó entre los miles de olores de la ciudad buscando el del criado que había huido de Bagdad. Enseguida descubrió su escondite: se hallaba en la tienda de Kalbum Dahabin. Un instante después, ya corría hacia el lugar.

En el horizonte empezó a levantarse una dé­bil neblina. El sol comenzaba a adueñarse del mundo.

La Muerte llegó a la tienda de Kalbum. Abrió la puerta de golpe y... sus ojos se llenaron de des­concierto. Porque en aquella tienda no vio a un solo criado, sino a cinco, siete, diez criados iguales al que buscaba.

Miró de soslayo hacia la ventana. Los prime­ros rayos del sol brillaban ya en la cortina blanca. ¿Qué sucedía allí? ¿Por qué había tantos criados en la tienda?

No le quedaba tiempo para averiguaciones. Agarró a uno de los criados que estaba en la sala y salió a la calle. La luz inundaba todo el cielo.

Aquel día, el vecino que vivía frente a la tien­da de la plaza anduvo furioso y maldiciendo.

-Esta mañana -decía- cuando me he le­vantado de la cama y he mirado por la ventana, he visto a un ladrón que huía con un espejo bajo el brazo. ¡Debía haber dejado en paz a un hombre tan bueno como Kalbum Dabahim, el fabricante de espejos”


[Bernardo Atxaga. Obabakoak]

El monstruo




Hacía meses que mi padre no se levantaba de la cama. Yo tenía siete años y me habían prohibido verlo más que un ratito, una vez al día; pero me colaba en su cuarto cada vez que podía. Una mañana, bien temprano, me escabullí y lo encontré viejísimo, llorando sin ruido, casi sin mover la cara. Me dijo que no me asustara, que el monstruo se había ido, pero que tenía que traerle la escopeta, por si volvía...

Cerca del mediodía, estaba ayudando a mi madre en la cocina cuando escuchamos el disparo. ¡Papá mató al monstruo!, grité.


[Fernando Di Tomaso. “Cáncer”]

Young en el baño




"Dejó el trozo de peine en uno de los ángulos del pequeño lavabo metálico con vaso en forma de cacerola. Con las palmas de las manos se planchó el pelo hacia la nuca. Silbaba. No se molestó en limpiar el peine; lo dejó donde lo había encontrado, junto al grifo, que daba un hilo de agua y no se podía cerrar. Orinó en el sumidero de la ducha. Recogió su reloj de pulsera de las cabillas del grifo, que tenía cortada la tubería de conducción. Distraído tocó ligeramente la lengua de jabón, áspero y azul, que resbaló, y unos instantes estuvo barqueando por el fondo del lavabo. Con el pañuelo se secó la melenilla. Se ahuecó en torno del cogote el cuello de la camisa, húmedo, gastado, seboso.

El cuarto olía a cañería de desagüe.

Desazogado estaba el espejo. Se le difuminaba el rostro en la neblina del cristal. Buscando dónde mirarse se alzó de puntillas. Movió la cabeza con repente de escalofrío para desorganizar de un modo natural el cuidadoso peinado. Un mechón se le desprendió. Tenía la camisa abierta, y hundiendo la barbilla en el pecho, conteniendo la respiración, miró. Y remiró entre cejas para ver el efecto en el espejo.

El cuarto olía a pared mohosa y a toalla siempre empapada y sucia.

Le gustaba llevar el cuello de la camisa sin doblar. Le gustaba tener el pelo largo. Le gustaba mostrar el tórax por la camisa, abierta hasta el peto del mono. Le gustaba que un mechón le velase parte de la frente. Detalles de personalidad, pensó. Y se sintió seguro.

Un momento se fijó en el párpado que le cubría blando, fresco y brillante como la clara de un huevo, el ojo derecho. Se recogió las mangas de la camisa muy altas, por encima de los bíceps. Una izquierda de camelo, pensó, una entrada de suerte. Se dio saliva en la ceja del ojo lastimado, peinándola, y salió.

El cuarto era como una axila del sótano y sabía salado, agrio y dulzarrón.


[...]

El maestro se acercó cansadamente.

-Estás flojo de piernas.

-Ya.

-No te descuides.

-Ya

-Te veo sin muchas ganas.

-No, tengo ganas. Es el turno de noche. Cuando acabe volveré a estar bien”.


(Ignacio Aldecoa. "Young Sánchez")

lunes, 14 de septiembre de 2009

Proverbios en imágenes



LOS PROVERBIOS FLAMENCOS

Óleo sobre tabla, 1559, 117 x 163

Pieter Bruegel El Viejo (c. 1525-1569)


“El número de necios es infinito”

[Eclesiastés]


Intenta localizar las imágenes que ilustran los siguientes proverbios:


El pez grande se come al chico

Quien no malgasta no pasa necesidad

Echar margaritas a los cerdos

Colgar los hábitos

Un anguila cogida por la cola lo está solo a medias

Ponerle una vela al demonio

Tener el mundo en sus manos [el mundo gira sobre su pulgar]

Si el guía es ciego, ¡ay de los que van detrás!

Mucho ruido y poca lana –dijo el necio-, y esquiló al cerdo.

Al envidioso le molesta incluso que el sol brille en el agua

Confesarse con Satanás

Darse cabezazos contra la pared

Nadar contracorriente

Dudar entre el fuego y el agua

Caerse entre dos taburetes

Asar arenques [por aprovechar las huevas]

Ponerle un cascabel al gato

Vivir amancebados [bajo la escoba]

Tapar el pozo después de ahogado el cordero

Tocar el violín en la picota

Caerse de un buey a un asno [ir de mal en peor]

Tender la capa a favor del viento

Un pie calzado y otro descalzo [falta de equilibrio]

El mundo al revés

Afeitar a un tonto sin espuma [engañar a alguien]

Con la puerta abierta, los cerdos correrán al maíz

Perder el tiempo [mirar fijamente a la cigüeña]

Son uña y carne [hasta van al retrete juntos]

Trabajar sin sentido [arrastrar un bloque de piedra]

No es oro todo lo que reluce [las boñigas de los caballos no son higos]

Derramar las gachas de avena

Meter palos en la rueda

El amor puede comprarse [el amor esta del lado del que cuelga la bolsa]

Tener que agacharse para triunfar

Ponerle al marido anciano la capa azul

Discutir sin llegar a un arreglo [dos perros con un hueso]

La zorra y la grulla comen juntas [los timadores llegan siempre a un acuerdo]

Pescar peces sin red [aprovecharse de los demás]

sábado, 12 de septiembre de 2009

Tres haikús





Abril. Muere mi madre.

¡Qué triste es para mí

cambiar de vestido!



Yo vi la luna

de este efímero mundo

dos años extra.



Cae tan pronto,

y se hace esperar tanto:

corazón del cerezo.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Fantasmas




LA CASA ENCANTADA


Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a tener su conversación con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a Litchfield, donde se realizaba una fiesta de fin de semana. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió que detuviera el automóvil. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.

-Espéreme un momento –suplicó-, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente. Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamada.

-Dígame –dijo ella-, ¿se vende esta casa?

-Sí –respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. ¡Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fantasma!

-Un fantasma –repitió la muchacha-. Santo Dios, ¿y quién es?

-Usted –dijo el anciano y cerró suavemente la puerta.


(Anónimo)

jueves, 10 de septiembre de 2009

Rueda de reconocimiento




“Entonces reconocí la mirada de la fotografía. Era aquel cerdo del callejón. El policía asintió con la cabeza y le dio el retrato a otro agente. ‘Dicta una orden de busca y captura’, le dijo. A la semana siguiente, me llamaron para una rueda de reconocimiento. Me pusieron tras un cristal y entraron cinco hombres. ‘¿Cuál de ellos lo hizo?’, me preguntaron. Dudé un instante, pero después de examinar los ojos de todos lo tuve claro. ‘El de la camisa azul’. A los otros cuatro los soltaron, pero yo seguí al del jersey rojo hasta su casa. Saqué la tijeras y le dije: ‘¿Te acuerdas de mí?’”.

(“Rueda de reconocimiento”, de Manuel Sánchez, ganador del segundo concurso de micro-relatos de la cadena Ser)



Un caso para el comisario Bordelli



EL COMISARIO BORDELLI

Marco Vichi

Salamanca, Tropismos, 2004, 217 págs.

Trad. de Cristina Zelich


ESCENARIO DEL CRIMEN

Dormitorio de la señora Pedretti. Su cuerpo está tendido en la cama con los pies descalzos, ligeramente fuera del colchón. Tiene las manos en el cuello y la boca entreabierta. Un vaso y un libro caídos en el suelo. En la mesilla, un frasco tapado de un medicamento para el asma. No hay signos de violencia.


DECLARACIÓN DE LA ASISTENTA

María atendía a la señora Pedretti que vivía sola (no del todo: tenía un cariñoso gato siamés, Gedeón), pero no dormía en su casa. La llamaba todas las noches a las diez. Fue ella la que avisó a la policía preocupada porque no le cogía el teléfono. Asegura que se trata de un asesinato: los sobrinos, afirma contundentemente, deseaban su muerte para heredar su patrimonio.


INFORMACIÓN DE SU MÉDICO

La señora Pedretti era asmática. Combatía los ataques de asma con un medicamento (cinco gotas de Asmadén en un vaso de agua). Muy sensible al polen de la hierba mate (originaria de América, pero criada en varios invernaderos de Roma). Naturalmente, un ataque agudo de asma podría provocarle la muerte.


INFORMACIÓN DEL FORENSE

La señora Pedretti murió el jueves por la noche. En su estómago no se encuentran restos del medicamento, pero sí en su lengua y en su cavidad bucal. Muerta por un ataque agudo de asma.


INFORMACIÓN DE DANTE, HERMANO DE LA VÍCTIMA

Un anciano soltero y solitario. La relación con su hermana se reduce a periódicas llamadas de teléfono. Conoce la decisión de su hermana de dejar sus bienes a un convento de monjas. Él ha tomado una decisión similar.


DECLARACIÓN DE LOS SOBRINOS

Como todos los veranos, los Morrozzi, sobrinos de la señora Pedretti, alquilan un chalé en un pueblo del sur de Italia, a una hora de Roma. La noche del jueves, las dos parejas cenaron en un restaurante a las ocho de la tarde y, después, fueron a una sala de baile. Estuvieron allí hasta las cinco de la madrugada. Camareros de uno y otro local confirman que todo es cierto.


EN LA NOTARÍA

“Yo, la abajo firmante, Rebeca Pedretti Strassen, en plenas facultades mentales, declaro que a mi muerte se disponga lo siguiente: dejo todas mis posesiones, villa y cuadros incluidos al convento femenino de Monte Frassineto con las tres únicas excepciones de: un cuadrito con el cielo violeta que dejo a mi hermano Dante, deseándole una vida larga y dichosa. Una suma equivalente a liras tres millones que dejo a la señora María, saludándola afectuosamente, Y cuatro fotografías aquí adjuntas que dono de todo corazón a mis adorados sobrinos y a su dulces mitades, para que mantengan siempre vivo el recuerdo de su querida tía Rebeca.

Posdata

“Queridos Anselmo y Julio, queridas Gina y Ángela, os espero ansiosamente. Querido Dante ocúpate de Gedeón, te lo confío como un hijo, ya que no los tengo. No lo encierres nunca en casa. Déjalo que entre y salga. Te visitará buscando tus caricias todos los días a las nueve de la noche”.